En medio de un bosque vivía un leñador y sus dos hijos que se llamaban Ángel y Ana. Su padre, siempre pensando hacer un bien a sus hijos pero la madrastra no quería a los niños.
Una
noche la esposa le dice al leñador:
- Si
no quieres que los 4 nos muramos de hambre, debemos deshacernos de los niños. Vamos
a dejarlos en una cabaña que está a lo más profundo del bosque.
A
la mañana siguiente los llevaron a la cabaña y los niños se quedaron dormidos.
Se hizo de noche y los dos pequeños se preguntaban por qué no ha vuelto mi papá.
Ana empezó a llorar y Ángel le dijo:
- No
llores, yo estoy para protegerte.
Amaneció
y se pusieron a caminar a ver si encontraban el camino de regreso a su casa y
se encontraron con una pequeña cabaña de dulces. Allí estaba una viejita que
era bruja y le gustaba comerse a los niños. Ana le dijo a Ángel, vamos a
quedarnos con esta señora porque ya no vamos a encontrar la casa.
El
papá, dejó a la esposa y se fue al bosque
a buscar a sus hijos porque estaba arrepentido. La bruja le dio a comer
a los pequeños y los acostó en un cuarto. La bruja se marchó y Ana se fue a
buscar agua, de repente le apareció la bruja y le dijo:
- Te
voy a comer a ti y a tu hermano.
Ana
se fue corriendo y le dijo a Ángel:
- Hermano,
la vieja es una bruja y nos quiere comer.
Llegó
la bruja y encerró a Ángel en una jaula y a Ana la tenía como esclava, luego la
bruja le dice a Ana, anda a buscarme agua rápido. Ana se fue y cuando voltea se
encuentra con el papá y le dice:
- Una
bruja nos secuestró y tiene a Ángel en una jaula.
El
papá fue y se enfrentó con la bruja y la hecha en una olla caliente. La bruja
se muere y vivieron felices para siempre.
Cuento
original de los Hermanos Grimm / Adaptación - Reproducción: Jeymar Fagundes 6to. U
U. E. Instituto "Madre María" / Año
Escolar 2016-2017
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