Los hermanitos que no sabían respetar

Había una vez un señor que se llamaba José. Él vivía en lo más alto de una montaña con sus nietos Julieta y Julián.
José era un señor bueno y muy respetuoso con todos los animales de la montaña y por ello lo apreciaban mucho, pero sus nietos eran diferentes, no sabían lo que era el respeto a los demás.
José siempre pedía disculpas por lo que ellos hacían. Cada vez que ellos salían a pasear, Julieta se burlaba y así se la pasaban molestando a los demás, todos los días.
Una vez cansado el abuelo de la mala conducta de sus nietos (que por más que los enseñaba, no se corregían) se le ocurrió algo para hacerlos entender y les dijo:
- Vamos a practicar un juego en donde cada uno tendrá un cuaderno. En él, escribirán la palabra DISCULPA cada vez que le falten el respeto a alguien. Ganará el que escriba menos esa palabra.
Respondieron al mismo tiempo: - Está bien abuelo, juguemos.
Cuando Julián le faltaba el respeto a alguien, Julieta le recordaba escribir en el cuaderno, cuando Julieta le faltaba el respeto a otro, Julián le recordaba escribir en su cuaderno.
Pasaron los días y hartos de escribir, los dos se pusieron a conversar.
- ¿No sería mejor que ya no le faltemos el respeto a la gente? así ya no sería necesario pedir disculpas.
Llegó el momento cuando José tuvo que felicitar a sus dos nietos, les pidió que borraran poco a poco todo lo escrito hasta que sus cuadernos quedaran como nuevos.
Los niños se sintieron muy tristes porque vieron que era imposible que las hojas del cuaderno quedaran como antes. Se lo contaron al abuelo y él les dijo:
- Del mismo modo queda el corazón de una persona a la que le faltamos el respeto. Queda marcado y por más que pidamos disculpas, las huellas no se borran por completo. Por eso recuerden debemos respetar a los demás, así como nos gustaría que nos respetaran a nosotros.

Autor: Victoria García 3ero. A
U. E. Instituto "Madre María" / Año Escolar 2017-2018

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