Hubo una vez una princesa muy rica, bella y sabia.
Cansada de pretendientes
falsos que se le acercaban para conseguir sus riquezas, hizo publicar que se casaría
con quien le llevara el regalo más valioso, tierno y sincero.
El palacio se llenó de flores, regalos de
enamorados. Y entre todos aquellos
regalos, descubrió una simple piedra.
Intrigada, hizo llamar a quien se la había regalado,
a pesar de su curiosidad, se mostró
muy ofendida cuando apareció el joven, y éste le explicó diciendo:
- Esa piedra representa lo más valioso que le puedo
regalar, princesa: es mi corazón, es
duro como una piedra. Sólo cuando se llene de amor se ablandará y será
más tierno que ningún otro.
El joven se marchó tranquilamente y ella quedo tan
enamorada, que llevaba la piedra a todas partes, y durante meses llenó al joven de regalos y atenciones, pero
su corazón seguía siendo duro como la piedra.
Desanimada, terminó arrojando la piedra al fuego y
vio cómo se deshacía la arena, y
de aquella piedra surgía una bella figura de oro, entonces entendió que
ella misma tendría que ser como el fuego, y transformar todo lo que tocaba,
separando lo inútil de lo importante.
La princesa se propuso
cambiar el reino, y como con la piedra, dedicó su vida, su sabiduría y sus
riquezas a separar lo inútil de lo importante, y la gente del país tuvo
comida y libros. Así que comenzaron a llamarla cariñosamente "La princesa de fuego".
Y así como el fuego
deshizo la dura corteza del corazón del joven, su amor hizo que todos en el
reino vivieran más felices para siempre.
Autor:
Diego Gómez 2do. B
U. E. Instituto
"Madre María" / Año Escolar 2016-2017
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